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Hay diferentes tipos de tomas en el uso y consumo de la homeopatía, diferentes tipos de envases que se presentan de numerosas formas, siendo las más frecuentes las siguientes: Gránulos, se presentan en tubos y es utilizado para múltiples dosis. Es la más popularizada y se dispensa básicamente todas las farmacias. Es la forma sugerida, principalmente al inicio de empezar con la homeopatía. Glóbulos, se dispensa en tubos más pequeños con solo una dosis por toma. Comúnmente va a ser un Homeópata quien te prescriba una mono dosis para aliviar algún tipo de proceso, aunque algunas marcas las proponen como antigripales y para otros tipos de tratamientos. Por lo tanto, los gránulos son las “bolitas grandes” y los glóbulos son las más pequeñas (siendo también su tubo más pequeño).
Por causas de higiene, y como en la mayoría de los medicamentos, se debe evadir tocar los medicamentos homeopáticos con los dedos. El dosificador de gránulos, está pensado para hacer más simple la gestión del medicamento sin obligación de tocarlo con las manos. La virtud de los medicamentos homeopáticos es que, en inicio, cualquier persona puede tomarlos. Son muy usados en embarazadas, polimedicados y población pediátrica. Este grupo de pacientes son los que mayor cuidado deben tener al manipular con las manos este medicamento, ya que puede ingerir sin querer cualquier tipo de virus o de bacteria, algo que puede ser peligroso.
La adopción de la infinitesimalidad fue un propósito que se fijó Hahnemann gracias a su preocupación por evadir casuales agravamientos del enfermo. Por otra sección, las altas diluciones desarrollan una acción selectiva sobre las afecciones sensoriales y funcionales. El procedimiento puesto próximo por Hahnemann para conseguir lo que él llamaba Atenuaciones se refería a las sustancias solubles (diluciones), como a las insolubles (trituraciones). Hahnemann, que además era químico, detalló con exactitud las operaciones consecutivas a llevar a cabo, exponiendo un elemento primordial que llamó Dinamización. Consiste en aplicar, tras cada operación de dilución, un número preciso de agitaciones (unas 100-150 agitaciones siempre verticalmente según la Farmacopea francesa; según la farmacopea Alemana bastan con 10 sacudidas a cada dinamización).
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