Un equipo de Cirujanos Maxilofaciales del Hospital Juan XXIII de Tarragona utiliza sanguijuelas en algunas operaciones maxilofaciales porque son eficaces en la descongestión venosa de los colgajos microvascularizados que se usan para tratar quirúrgicamente defectos faciales.
Actualmente, uno de los principales problemas asociado a este tipo de intervenciones es la congestión venosa del colgajo, que es el tejido que se cambia de ubicación para hacer una remodelación facial y que puede llegar incluso a hacer fracasar la operación.
Según ha explicado el doctor Mario Mateos, médico adjunto del servicio de Cirugía Oral y Máxilofacial del hospital del Tarragona, la saliva de la sanguijuela contiene hirudina, una sustancia que funciona como un potente anticoagulante y que favorece además la descongestión de la zona tratada.
El uso de sanguijuelas es una práctica médica que se remonta a 3.500 años de antigüedad, pero su uso en la medicina se erradicó a principios del siglo XX por la inutilidad de la mayoría de sus indicaciones, aunque desde los años sesenta se ha recuperado para la cirugía reconstructiva.
Para que actúe, en el quirófano se ayuda al animal a que realice la succión mediante una punción del colgajo, ya que cuando sale la sangre se fija en el tejido hasta que se acaba, y luego ella sola se desprende de la zona tratada. Los médicos del hospital aseguran que el uso de sanguijuelas es una práctica difícil por los problemas burocráticos que supone, ya que los pacientes, si están bien informados, consienten en que se utilice, aunque al principio les cause una cierta sorpresa.
Los cirujanos orales y maxilofaciales realizan habitualmente delicadas reconstrucciones de microcirugía en las que se auto injertan tejidos, tanto piel como hueso de otras zona del organismo, a la región facial y cervical, para rehabilitar, tanto del punto de vista funcional como estético, a pacientes a los que se les ha extirpado un tumor.
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