Nuestros dientes son nuestra carta de presentación ante el mundo y una sonrisa bonita y cuidada nos da siempre un aspecto saludable. Todos queremos mantenerla en las mejores condiciones pero, ¿sabemos bien como cuidar nuestra salud bucal?
Como ya contamos, una buena rutina de higiene oral diaria es fundamental para mantener los dientes limpios y sanos pero muchas veces no es suficiente. Existen lugares a los que el cepillo convencional no llega y en los que se acumula sarro que, al final, acaba dañando el diente, oscureciéndolo, o provocando problemas en las encías. En estos casos, se utilizan accesorios que nos ayudan a llegar donde el cepillo no puede y a complementar nuestra higiene bucal.
Los accesorios dentales
Existen productos en el mercado que nos ayudan a mantener nuestra sonrisa sana y cuidada completándo nuestra rutina de higiene dental. Los que hoy os explicamos tratan de ayudarnos a limpiar el espacio que se encuentra por debajo del punto de contacto de los dientes (que es la zona de máxima unión). Esta área, llamada espacio interproximal, es ocupada por la encía y es considerada una zona “protegida” a la que es difícil acceder incluso cuando los dientes se hallan en posición normal. Este espacio, además, varía en función de nuestra edad o la posición de nuestros dientes y puede ser más o menos amplio. Para las necesidades de cada sonrisa hay un accesorio para ayudarte a mantenerla limpia.
Los cepillos interproximales
Estos cepillos, también llamados cepillos interdentales, están especialmente diseñados para poder acceder a zonas pequeñas y son la opción recomendada cuando el espacio entre los dientes es suficientemente grande como para verlo a simple vista. Vienen en multitud de tamaños y formatos para que podamos elegir aquel que mejor se adapte a nosotros.
Usarlo es muy sencillo, simplemente debemos introducirlo en el espacio y pasarlo, en toda su longitud, dentro y fuera de la boca. No debemos rotarlo ni realizar mucha fricción ya que podemos irritar la zona ni introducirlo en espacios en los que no entre con facilidad. Si es necesario forzar el cepillo para poder pasarlo entre los dientes, significa que debemos buscar un tamaño más pequeño.
No te preocupes si notas que la zona sangra un poco al pasar el cepillo. Esto no significa que haya que dejar de utilizar el cepillo interdental sino, al contrario, que la zona está inflamada y debe limpiarse más a fondo. Recuerda también que debemos retirar el cepillo cuando los filamentos se aflojen o se deformen y cambiarlo por otro ya que habrá perdido su eficacia. Los cepillos Interprox de Dentaid, por ejemplo, vienen en cajitas de 6 unidades para que duren más tiempo.
La seda dental
Es quizás el método de limpieza interdental más conocido y el más útil para los casos en los que el espacio entre dientes sea tan pequeño que ninguno de los cepillos interproximales puedan usarse. (Algunos, como la seda dental de Dentaid se venden en un formato que permite llevártelo a todas partes y usarlo siempre que lo necesites).
Para utilizarla, corta un trozo de unos 40 cm y enrolla cada lado en los dedos índices de las manos. Coloca el hilo doblado en forma de ‘C’ contra el costado del diente y pásalo suavemente de arriba hacia abajo, manteniéndolo apretado contra el diente. No des tirones ni cortes la seda ya que podrías provocar irritaciones en la zona a causa de la fricción (si el hilo se rompe siempre al pasar por la zona concreta es posible que hay allí una caries o algún problema en el diente que haga que “rasque” el hilo). No olvides limpiar también detrás de los dientes posteriores (a veces cuesta un poco llegar a ellos y por eso mismo suelen ser los que más necesitan una limpieza a fondo) y cuando hayas acabado tira la seda dental a la basura.
El uso del hilo dental no debería doler en absoluto aunque sí es posible que sangre un poco al principio ya que el sarro se acumula bajo las encías y las hace sangrar al limpiarlo.
Los irrigadores bucales
Cada vez son más las personas que apuestan por incorporar un irrigador bucal en su rutina de higiene. ¿Por qué? Porque facilitan el acceso a todas las zonas de la boca y las limpian usando un fino chorro de agua tibia a presión aunque son menos económicos y más aparatosos que otros métodos.
A la hora de elegirlo, no existen opciones buenas o malas sino que dependerá de tus necesidades y del uso que le vayas a dar. ¿Se va a usar en casa? ¿De viaje? Cada marca y modelo ofrecen unas carcacterísticas y se amoldarán mejor a tu rutina.
Para usarlo, llena el depósito de agua tibia y selecciona el tipo de presión (recomendamos por empezar con una presión baja e ir aumentándola con el tiempo). Después introduce el irrigador en la boca, ponlo en marcha y repasa con él lentamente toda la boca.
Existen multitud de opciones que nos permiten completar nuestra higiene bucodental y nos ayudarán a mantener unos dientes más sanos y fuertes durante más tiempo. ¡No hay excusas!
Y vosotros, ¿qué rutina de cuidado seguís?
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