La menta es una planta de hojas perenne que crece entre 60 y 90 cm de altura.
Comúnmente se confunde con la hierbabuena, pero su diferencia a la vista radica en que tiene el tallo rojizo y el de ésta última es verde.
No es útil solo en la cocina; también se puede usar en beneficio propio, para mejorar la salud:
Te ayuda a respirar mejor
Solo con olerla, refrescará tus vías respiratorias y permitirá el paso del oxígeno. Es por esto que será perfecta en gripes y catarros, ya que además de ayudarte a respirar mejor, te ayudará a eliminar mucosidad y a reducir la tos.
Estimula tu apetito
Si no tienes apetito, la menta te será un aliciente para aumentarlo. Oliendo su fragancia durante 10 – 15 minutos conseguirás este efecto.
Reduce la halitosis
Por todos es sabido que la menta tiene un sabor y olor especialmente fuerte. Por ello, es un tratamiento ideal para casos de halitosis y sequedad bucal. Además, te ayudará si sufres de caries o gingivitis ya que actúa como desinfectante.
Actúa en tus intestinos
La menta ayuda a reducir los procesos dolorosos que se producen en tus intestinos debido a enfermedades como colitis, diarrea o la enfermedad de Crohn. Del mismo modo ayuda también a liberar gases y a reducir vómitos o cólicos.
Beneficia a tu piel
La menta también puede ser aplicada en tu piel a modo de cataplasma. Has de diluir unas gotas de aceite esencial de menta en agua y aplicar en la zona donde padezcas dolor. Te ayudará a tratar dolores de cabeza, heridas en la piel, eczemas, picaduras de insectos, dolores de espalda, cervicales y musculares.
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