En las farmacias encontramos una gran cantidad y variedad de probióticos, pero ¿cómo elegir el probiótico más adecuado?.
A la hora de elegir un probiótico se deben tener en cuenta diferentes factores.
En primer lugar hay que tener en cuenta que un probiótico es más completo, si a su vez es un simbiótico. Es decir que además de las cepas probióticas (bacterias beneficiosas), contenga prebióticos (“el alimento” de esas bacterias, que garantiza su crecimiento óptimo).
Los probióticos deben cumplir una serie de requisitos; entre los que se incluyen la seguridad de la cepa (que no sea perjudicial ni tóxica), que el probiótico esté vivo (o se active) y llegue vivo al lugar correspondiente, la estabilidad. Y sobre todo es muy importante que se encuentre en cantidades adecuadas.
Identificación de cepas probióticas
Las cepas probióticas deben estar claramente identificadas en el etiquetado. La nomenclatura correcta es género y especie, ya que por ejemplo no todas las bifidobacterias tienen la misma función, sino que el efecto es cepa-dependiente. Por ejemplo, se ha estudiado que L. rhamnosus GG: previene la diarrea asociada a los antibióticos o a infecciones por rotavirus, Clostridium difficile, alivia el colon irritable y en caso de enfermedad de Crohn.
La nomenclatura es un código alfanumérico que especifica la cepa exacta con la que se han realizado los estudios y ha demostrado los efectos beneficiosos (por ejemplo Lactobacillus rhamnosus CNCM I-4036). Es importante que existan estudios y evidencia científica que demuestren el beneficio que aporta cada cepa concreta y su eficacia clínica.
Por tanto en el etiquetado de un probiótico debemos fijarnos en:
- Nomenclatura de las cepas (género, especie y cepa concreta)
- Cantidad de estas cepas
- Si contiene prebióticos: fructooligosacáridos (FOS), inulina, etc.
- Si contiene algún otro suplemento para potenciar el efecto del producto: vitaminas, minerales, etc.
Todos estos consejos nos sirven para elegir cualquier probiótico, tanto si simplemente queremos repoblar nuestra microbiota debido a la toma de un tratamiento con antibióticos (el caso más evidente), o con otro tipo de medicación que afecta a nuestras “bacterias beneficiosas”, tanto como si lo que buscamos es un probiótico que nos ayude en una patología concreta. Ya que hoy en día se están desarrollando cada vez más probióticos para el tratamiento de afecciones específicas (dermatitis atópica, hipercolesterolemia, mastitis, candidiasis intestinal, cistitis, y un largo etc, que cada día se va ampliando y especializando más).
Bibliografía recomendada:
Suárez JE. Microbiota autóctona, probióticos y prebióticos. Nutr Hosp. 2013;28 S1:s38-41
Rodríguez JM. Probióticos: del laboratorio al consumidor. Nutr Hosp. 2015;31 S1:s33-47.
Álvarez-Calatayud G, Azpiroz F. Empleo de probióticos y prebióticos en Atención Primaria. Nutr Hosp. 2015; 31 S1:s59-63.
Alba Mondaray
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